Si cultivas en casa y buscas una forma de alimentar tu huerto con nutrientes naturales, el compost caliente puede convertirse en uno de tus mejores aliados. Esta técnica nos permite obtener compost maduro en mucho menos tiempo que los métodos convencionales, lo que resulta especialmente útil cuando necesitamos mejorar el suelo rápidamente entre temporadas o revitalizar cultivos exigentes. Y aunque requiere algo más de atención al inicio, sus resultados valen la pena: un abono rico, equilibrado y listo para usar en pocas semanas.
Por todo ello, en esta guía te acompañamos paso a paso para que puedas ponerlo en práctica fácilmente desde casa, utilizando recursos accesibles y respetando el equilibrio del medio ambiente.
¿Qué es el Compost Caliente?
El compost caliente o compostaje termófilo es un método de compostaje que acelera la descomposición de los residuos orgánicos mediante el control activo de tres factores clave: temperatura, aireación y equilibrio entre materiales verdes y marrones. A diferencia del compostaje tradicional (frío), que puede tardar entre seis meses y un año en completarse, el compost caliente nos permite obtenerlo en un tiempo mucho menor.
Este proceso se basa en la actividad de microorganismos termófilos, es decir, bacterias y hongos que prosperan a temperaturas elevadas, normalmente entre 50 °C y 80 °C, las cuales se multiplican y generan calor mientras descomponen la materia orgánica, logrando a su vez que ese calor acelere la descomposición y ayude a eliminar olores, semillas de malas hierbas e incluso posibles patógenos.
A la hora de hacer compost caliente, éste necesita de un cierto grado de intervención humana. No basta con acumular restos, sino que es necesario mezclar bien los materiales, revisar la humedad, controlar la temperatura y voltearlo regularmente para asegurarnos que todo el contenido se degrade de forma uniforme. De esta manera, lo que obtendremos será un compost de alta calidad, oscuro, esponjoso y lleno de vida microbiana útil para el suelo.
Y aunque puede parecer más complejo que el compost tradicional, este método es perfectamente viable para hacer en casa o huertos urbanos. Siendo ideal para quiénes producen una cantidad considerable de residuos verdes y marrones, o para aquellos que quieren generar compost rápidamente para usarlo en un momento clave del cultivo.
Usos del Compost Caliente
Una de las grandes ventajas del compost caliente es su versatilidad. Al ser un compost maduro, bien descompuesto y libre de patógenos o semillas no deseadas, puedes utilizarlo en prácticamente cualquier etapa del cultivo y en distintos espacios de tu jardín o huerto.
- Añadir compost caliente al suelo antes de la siembra o plantación: Esto ayuda a mejorar la estructura del suelo, aumentar la retención de humedad y aportar una gran diversidad de nutrientes disponibles para las plantas desde el primer momento.
- Enmienda para cultivos exigentes: Plantas que consumen muchos nutrientes como tomates, calabazas, pimientos o coles, agradecen una buena dosis de compost bien curado. Puedes aplicarlo directamente en los hoyos de plantación, alrededor del tallo (sin tocarlo directamente) o en los surcos, como una mejora localizada del suelo que irá liberando nutrientes de forma progresiva.
- Como base para sustratos de semilleros o macetas: Una vez frío y bien maduro. Aporta vida microbiana, estructura y materia orgánica estable, lo cual favorece el desarrollo de raíces sanas y plantas más resistentes.
- Acelerador de otros procesos de compostaje: También puede utilizarse como «activador» o inoculante para otras pilas de compost más lentas. Al estar cargado de microorganismos activos, ayuda a acelerar la descomposición de nuevos materiales cuando se mezcla con ellos.
- Aporte a parterres, bancales y zonas ornamentales: Aunque lo asociamos con el huerto, el compost caliente es perfecto para parterres de flores, árboles frutales o setos ornamentales. Aplicarlo como acolchado o mulch mejora el suelo, retiene humedad y reduce la necesidad de fertilizantes químicos.
Cómo Prepararlo
Aunque el compost caliente requiere algo más de atención al principio, una vez entiendes el proceso, resulta sencillo y muy satisfactorio. A continuación, te explicamos cómo prepararlo en casa, desde los materiales hasta el mantenimiento de la pila:
Materiales Necesarios
Para lograr un buen compost caliente, necesitamos dos tipos de residuos:
- Residuos verdes (ricos en nitrógeno), como restos de frutas y verduras, posos de café, césped recién cortado, hojas verdes o estiércol fresco.
- Residuos marrones (ricos en carbono): como hojas secas, ramas trituradas, cartón sin tinta, paja o serrín (en poca cantidad).
La proporción ideal de los materiales para conseguir un buen compost caliente, será 2 partes de residuos marrones por 1 parte residuos de verdes, ya que el equilibrio entre carbono y nitrógeno es clave para alcanzar altas temperaturas y lograr una descomposición eficiente.
Paso a Paso
1º Elige un buen lugar: Ubica tu pila o compostera directamente sobre el suelo, en un lugar con algo de sombra y protegido del viento. Es importante que esté en contacto con la tierra para permitir la entrada de organismos beneficiosos (como lombrices o bacterias) y facilitar el drenaje.
2º Crea la pila con volumen suficiente para generar calor: Lo ideal es que tenga al menos 1 m³ (1 metro de alto x 1 metro de ancho x 1 metro de profundidad). Si es más pequeña, le costará mantener la temperatura adecuada.
3º Alterna capas de materiales marrones y verdes: Mezcla ligeramente para favorecer el contacto entre ambos. Es recomendable trocear los materiales grandes para facilitar su descomposición.
4º Controla la humedad: El compost debe tener la humedad de una esponja escurrida: ni seco ni empapado. Si al coger un puñado del material puedes apretarlo y sale solo una o dos gotas, está perfecto. Si por el contrario está muy demasiado húmedo, puedes incorporar más residuos secos (como hojas o cartón) y remover bien la pila. En caso de que esté muy seco simplemente riega un poco al añadir los materiales.
5º Mezcla y observa: Durante la primera semana, los microorganismos empezarán a descomponer los materiales y la temperatura subirá. Es buena señal si al meter la mano (con cuidado) notas calor. A partir del segundo o tercer día, conviene remover la pila cada cada 3–5 días para oxigenarla y distribuir el calor. También puedes usar un termómetro de compost para controlar que esté entre 50 °C y 80 °C.
6º Mantén el proceso durante 2–4 semanas: Con un buen cuidado, tu compost caliente puede estar listo en unas 3 – 6 semanas, dependiendo del clima, los materiales y la frecuencia de mezcla.
¿Y si tengo poco espacio?
No te preocupes, aunque el espacio requerido para hacer compost caliente sea de 1 m³ , siempre hay otras opciones igual de válidas para conseguir los resultados que este tipo de compost ofrece. Y estos son:
- Compostaje en tambor giratorio: Aunque es más caro, este sistema nos permite hacer compost caliente en espacios reducidos. Pues permite controlar bien la humedad, la temperatura y al girar el tambor con frecuencia, se favorece la oxigenación y se acelera la descomposición.
- Uso de bolsas o sacos de yute, rafia o tela geotextil: Estos recipientes permiten cierto nivel de ventilación y pueden colocarse en rincones soleados. Si se llenan con una proporción adecuada de residuos y se mezclan cada pocos días, funcionan sorprendentemente bien para pequeñas cantidades de compost caliente.
- Compostaje por lotes pequeños con aislamiento extra: Si no puedes alcanzar el volumen ideal en una sola pila, puedes trabajar por tandas más pequeñas, asegurándote de aislar térmicamente la pila (con paja alrededor, lona, cartones o incluso mantas viejas). Esto ayuda a retener el calor generado por los microorganismos y mantener activo el proceso.
En definitiva, si no tienes el espacio ideal para una pila de compost no te preocupes, con un poco de ingenio, constancia y ganas de experimentar, es posible adaptar el compostaje caliente a tus condiciones y seguir obteniendo un abono rápido, eficaz y lleno de vida para tu huerto. Además, si quieres acelerar aún más la descomposición y enriquecer el resultado final, puedes incorporar bokashi ya terminado a la mezcla. Esto aportará microorganismos beneficiosos y nutrientes adicionales que potenciarán la calidad del compost.