En el mundo de los depredadores naturales, las mariquitas, como hemos hablado anteriormente, se llevan todo el protagonismo. Pero existe una heroína silenciosa que merece un lugar privilegiado en nuestros huertos, y ésta es la Crisopa Verde (Chrysopa). Con su aspecto etéreo y sus alas de encaje no debemos dejarnos engañar, pues esta depredadora en su fase juvenil es una auténtica máquina de eliminar plagas.
Un aliado ecológico que puede transformar tu cultivo en un ecosistema fuerte, sano y equilibrado, sin una gota de pesticida. ¡Quédate y te contamos más sobre este increíble insecto!
Una máquina de cazar en miniatura
Aunque las crisopas adultas se alimentan principalmente de polen, néctar y melaza, su verdadera fama viene dada gracias a sus larvas. Conocidas como «leones de pulgones» , estas pequeñas criaturas alargadas, con mandíbulas curvadas pueden llegar a consumir hasta 200 presas al día.
Entre sus víctimas favoritas encontramos: pulgones, cochinillas, ácaros y trips. Es decir, una gran parte de los insectos que más afectan a nuestros cultivos.
A diferencia de otros depredadores más lentos, las larvas de crisopas son móviles, agresivas y persistentes. Atacan de forma rápida y eficaz succionando literalmente a sus presas hasta dejarlas secas.
¿Por qué elegir a las crisopas como depredadores en tu huerto?
Las crisopas destacan como uno de los depredadores más eficientes y versátiles. A diferencia de otros insectos beneficiosos, sus larvas no se especializan en una única presa, sino que se alimentan de una amplia variedad de plagas comunes en huertos y jardines, lo que las convierte en una opción ideal para mantener el equilibrio ecológico de forma integral.
Una de sus mayores ventajas es su capacidad para actuar rápidamente tras eclosionar. Desde sus primeras horas de vida, las larvas comienzan a cazar y pueden consumir cientos de presas en pocas semanas. Esta rapidez es clave para detener brotes de plagas antes de que se expandan.
Además, éstas se adaptan bien a distintos climas, siendo capaz de reproducirse en ambientes controlados, sin representar un riesgo para personas, animales domésticos o plantas. Su bajo coste de introducción y mantenimiento, sumado a su eficacia depredadora, las convierte en una herramienta excelente para quienes practican agricultura ecológica o regenerativa.
En resumen, si buscas un aliado silencioso, incansable y respetuoso con la vida de tu huerto, la crisopa verde es una elección que une eficacia y sostenibilidad.
Claves para que se queden en tu huerto o jardín
Si quieres que las crisopas se conviertan en aliadas naturales dentro de tu huerto, es fundamental ofrecerles un entorno acogedor. Estos insectos se sienten cómodos en espacios con vegetación abundante y cierto grado de humedad, por lo que un huerto seco y poco diverso no suele ser atractivo para ellas.
Uno de los primeros pasos para atraerlas es cultivar plantas que produzcan polen y néctar, ya que, en su etapa adulta, las crisopas se alimentan principalmente de estas sustancias. Especies como el cilantro, comino, zanahoria en flor o borraja son excelentes opciones. Éstas no solo embellecen el espacio, sino que actúan como imanes naturales para estos y otros insectos beneficiosos.
Otro truco es aprovechar su atracción por la luz. Al ser insectos que desarrollan su vida de forma nocturna, puedes dejar encendidas algunas lucecitas suaves o faroles durante la noche, sobre todo cerca de zonas con vegetación o flores. Esto llamará su atención y las animarás a quedarse.
Además, asegúrate de que tengan un refugio adecuado. Las crisopas valoran mucho los espacios donde puedan descansar y poner huevos de forma segura.
Pero recuerda, al igual que otros depredadores beneficiosos, si no disponemos de alimento para ellas en nuestro huerto o jardín, las crisopas lo buscarán en otro lugar. Por ello siempre es bueno tener algunas plagas controladas para alimentarlas en su fase joven o disponer de néctar y polen de calidad, durante todo el año, para las crisopas en su edad adulta.