La acelga roja es una variedad espectacular de acelga (Beta vulgaris var. cicla) que destaca por sus tallos de color rojo intenso y hojas verde oscuro con vetas rojizas. Esta planta no solo destaca por su belleza, sino porque también es rica en antioxidantes, fibra y minerales. ¡Y además está muy rica!. A nosotros nos gusta mucho más que la tradicional acelga verde
Además, es ideal tanto para huertos como para macetas grandes en balcones o terrazas. Su capacidad de rebrote, tolerancia al frío y bajo mantenimiento la convierten en una aliada perfecta para quienes quieren cosechar sus propias hojas durante buena parte del año.
Te contamos cómo cultivarla paso a paso para que transformes tu espacio en un rincón verde lleno de sabor… ¡Sigue leyendo y prepárate para ensuciarte las manos! 😉
Riego regular y constante. No debemos dejar que el sustrato se seque del todo.
Exposición al sol en invierno, semisombra en verano.
Exudante / Gotero / Riego manual cuidadoso. Evita el exceso de humedad estancada
Cultivo muy fácil, ideal para principiantes.
Resiste al frío moderado. Puede cultivarse casi todo el año en climas templados.
Mediante Semillas.
Cuidados de las Acelgas
Requisitos de Suelo
Las acelgas roja no es exigente con el tipo de suelo, lo que las convierte en una opción accesible incluso para huertos principiantes. Sin embargo, se desarrollan mucho mejor en suelos fértiles, profundos y con buen drenaje, donde sus raíces puedan expandirse con facilidad. Un sustrato enriquecido con compost maduro y materia orgánica, favorecerá un crecimiento más vigoroso y tallos más gruesos y coloridos.
Preparación del Suelo
Puedes usar sustrato universal enriquecido con compost casero o bokashi, mejorando así la fertilidad del suelo, su estructura y la capacidad para retener humedad. Si vas a sembrarlas en maceta, asegúrate de que tenga al menos 30 cm de profundidad para que las raíces se desarrollen bien y garantizar de esta manera una planta sana y productiva.
Requisitos de Luz
La acelga es una planta muy adaptable que puede crecer tanto a pleno sol como en semisombra, lo que la convierte en una excelente opción para distintos tipos de huerto, incluso en espacios urbanos. Sin embargo, si la cultivas en zonas con veranos muy calurosos o en climas intensamente soleados, es recomendable proporcionarle algo de sombra durante las horas centrales del día. Esto ayudará a prevenir el estrés térmico, mantener la humedad del sustrato por más tiempo y evitar que las hojas se tornen amargas o se marchiten prematuramente.
Riego
El riego debe ser frecuente pero moderado para mantener el sustrato húmedo, especialmente durante los meses más cálidos. No toleran bien la sequía, pero tampoco el encharcamiento.
Métodos de Riego
Se recomienda utilizar riego por goteo para proporcionar agua de forma constante y localizada. Si no dispones de gotero, también es efectivo el riego manual si se realiza con cuidado y regularidad. Lo importante es mantener una humedad constante sin ahogar las raíces y evitar encharcamientos que puedan atraer hongos o plagas. Por supuesto, si plantamos en bancal lo ideal es riego exudante.
Cuidado de las Plántulas
Durante los primeros días tras la germinación, mantén las plántulas en un lugar cálido y con buena luz, pero sin sol directo intenso. Asegúrate de que el sustrato no se seque. Cuando las plántulas tengan 2 ó 3 pares de hojas , podrás trasplantarlas a su ubicación definitiva.
Protección Contra Plagas
Aunque la acelga es bastante resistente, puede verse afectada por plagas como caracoles y babosas, especialmente cuando la planta es joven o en ambientes húmedos. Se recomienda vigilar regularmente y, si es necesario, aplicar remedios que ahuyenten estas plagas.
Caracoles y Babosas
Los caracoles y babosas son las plagas más comunes y persistentes en los cultivos de acelga, sobre todo en ambientes húmedos o tras lluvias frecuentes. Estos moluscos se sienten especialmente atraídos por las hojas tiernas y carnosas de nuestra planta, que devoran con facilidad durante la noche. Su presencia suele delatarse por los característicos agujeros en las hojas y los rastros plateados de baba que dejan a su paso.
El control de estas plagas puede hacerse de varias maneras, combinando la prevención con el manejo manual o natural. Uno de los métodos más eficaces y sostenibles consiste en observar el huerto durante las primeras horas de la mañana o al anochecer, momentos en los que suelen estar activos, y retirarlos a mano. Aunque también podemos fomentar la biodiversidad del huerto, atrayendo a depredadores naturales, como erizos, algunas aves o ciertos insectos que ayudan a mantener a raya la población de moluscos.
Otra forma eficaz y respetuosa de mantener a raya a caracoles y babosas sin afectar su vida es recurrir a estrategias físicas que impidan su acceso a nuestras plantas. Una de las más sencillas consiste en proteger las plántulas jóvenes envolviéndolas con una botella de plástico cortada, formando una especie de anillo protector alrededor del tallo. Este método crea una barrera efectiva que evita que los moluscos lleguen a las hojas tiernas durante sus recorridos nocturnos.
También podemos reforzar la protección del cultivo actuando sobre el suelo, rodeando la base de las acelgas con materiales que dificulten el desplazamiento de estos animales. Sustancias como la ceniza de madera, los posos de café o las cáscaras de huevo trituradas tienen una textura seca y rugosa que resulta incómoda para ellos y los disuade de avanzar. Son recursos naturales que, además de ser accesibles, no alteran el equilibrio del ecosistema.
Estas soluciones, usadas de forma combinada, nos permiten proteger nuestras acelgas de manera sostenible y eficiente, asegurando así su desarrollo sin comprometer la salud del huerto ni la de los organismos que habitan en él.
Siembra y Recolección de Acelgas
Siembra
La acelga roja es una hortaliza resistente y adaptable, ideal para cultivar tanto en huertos como en macetas. Para iniciar su cultivo, recomendamos sembrar las semillas en un semillero grande, colocándolas en hileras a una profundidad equivalente al doble del tamaño de la semilla. Esta técnica facilita una germinación efectiva. Tras la siembra, debemos realizar un riego suave que mantenga el sustrato húmedo, repitiéndolo cada vez que la tierra se seque.
Aproximadamente un mes después, las plántulas ya habrán desarrollado entre 2 y 3 pares de hojas verdaderas y estarán listas para el trasplante. Es importante que preparemos el suelo enriqueciéndolo con materia orgánica, además de asegurarnos que el terreno tenga buen drenaje.
Finalmente recordad, que a la hora del trasplante, debemos mantener una distancia de unos 20 cm entre plantas para permitir un crecimiento óptimo.
Recolección
Tras haber pasado unos 40 – 60 días de haber sembrado nuestras acelgas, ya es momento de recolectarlas. Todo ello siempre dependiendo de las condiciones de crecimiento.
La técnica más recomendada, es la recolección hoja por hoja. De esta manera seleccionamos las hojas exteriores bien desarrolladas y dejamos intactas las del centro para permitir un rebrote continuo. Esta práctica prolonga la producción y mantiene la planta saludable.
Para evitar dañar la planta, es aconsejable que a la hora de recolectar las hojas, utilicemos un cuchillo afilado, realizando cortes limpios cerca de la base de las hojas. Pero, si en tu caso prefieres cosechar a mano, aquí deberás sujetar la penca y tirar suavemente hacia arriba y hacia afuera en un movimiento diagonal. Es importante no cosechar más de un tercio de las hojas en una sola vez, de esta manera permitiremos que la planta se recupere y continúe produciendo.
Con estos cuidados, las acelgas pueden ofrecer cosechas continuas durante varios meses, proporcionándonos hojas frescas y nutritivas para su consumo.
Cómo reproducir la Acelga Roja
Aunque la acelga roja se puede sembrar fácilmente con semillas comerciales, también puedes reproducirla tú mismo a partir de tus propias plantas. Para ello, hay que permitir que una acelga complete su ciclo de vida y florezca.
Para conseguir nuestras propias semillas, basta con dejar en tierra una planta sana y vigorosa, desde la primera temporada, durante todo el invierno. De esta manera cuando las temperaturas comienzan a subir en primavera, la acelga alargará su tallo central y poco a poco aparecerán pequeñas flores agrupadas, de un tono verdoso discreto.
Estas flores no suelen llamar demasiado la atención, pero tienen una función crucial: producir las semillas, las cuales aparecen en pequeñas capsulas tras el paso del verano. Finalmente a la hora de recolectarlas, lo haremos cuando los tallos de la planta estén secos y las cápsulas, de las que hemos hablado, tengan un color marrón claro. Y una vez secos del todo, solo tendremos que frotarlos suavemente, separando así las semillas del resto de material vegetal.
Para guardar las semillas y utilizarlas posteriormente, solo tendremos que guardarlas en un sobre de papel (bien etiquetado para saber de que variedad se trata) y conservarlas en un lugar fresco y oscuro. De esta manera nos durarán varios años.
Usos de la Acelga Roja
Usos Culinarios
Las hojas y tallos de la acelga roja son comestibles y deliciosos. Sus tallos rojos añaden color a salteados, sopas, guisos y platos al horno. Las hojas tiernas se pueden usar también en ensaladas crudas, aportando una textura jugosa y un leve toque amargo que combina bien con aderezos cítricos o vinagretas.
Además, esta variedad contiene más betalaínas, pigmentos con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, lo que la convierte en una opción muy saludable.
Nosotros las cogemos y directamente las salteamos con aceite de oliva, y ajo partido en rodajas, sin cocer.
Asociaciones
A la hora de planificar un huerto diverso y saludable, es muy útil tener en cuenta las asociaciones beneficiosas entre plantas. La acelga roja, comparte los mismo principios de asociación de cultivos que otras acelgas.
Gracias a su crecimiento vertical y su resistencia, se adapta bien a convivir con otras especies en el mismo bancal. Asociarla con plantas que repelen plagas o que no compiten por los mismos nutrientes puede ayudarnos a optimizar el espacio, mejorar la salud general del huerto y favorecer una producción más equilibrada y sostenible.
Compatibilidades | Incompatibilidades |
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Zanahoria (Ambas tienen raíces de diferente profundidad, por lo que no compiten por nutrientes) | Espinaca (Muy similar, compiten por los mismos nutrientes) |
Cebolla y Ajo (Su olor ayuda a repeler insectos y babosas que pueden afectar a la acelga) | Remolacha (Ambas son de la misma familia, lo que aumenta el riesgo de enfermedades comunes) |
Rábano (Crece rápido y actúa como planta trampa para algunas plagas, protegiendo a la acelga) | Patata (Ambas plantas son exigentes en nutrientes y pueden agotar rápidamente el suelo) |
Lechugas (Se adapta bien al mismo riego y sombreado parcial que ofrece la acelga) | |
Judía, verde o mata baja (Fijan nitrógeno en el suelo, lo cual enriquece el sustrato para la acelga) |